El silencio es frágil esta mañana en Zegama —un pequeño municipio encajonado entre las verdes montañas vascas—, un silencio que un gran estrépito no tardará en romper. Un domingo al año desde hace 18 años, Zegama abandona su tranquilidad para convertirse en el foco ardiente de la más demencial de las carreras de montaña.

A las 8 h, el sol ya calienta las calles que rodean la iglesia central, donde los cuerpos ya suben de temperatura. La tensión es palpable. Para muchos, esa mañana empieza un sueño deseado durante mucho tiempo. A menos que uno forme parte de la élite mundial, tener un dorsal para Zegama obliga a veces a esperar quizá una década. En 2019, solo un 2% de los 10 000 preinscritos han sido escogidos en el sorteo. Zegama se convierte entonces en la carrera de una vida. A las 9 h de este 2 de junio, el mundo del trail contiene el aliento. 500 elegidos se lanzan a la carrera.

Zegama es una maratón (42,195 km) en la que hay que superar 2.736 metros de desnivel positivo. El recorrido es un circuito que comienza en el centro del pueblo para asaltar rápidamente las montañas circundantes, pasando por la emblemática cima de Aizkorri, y alcanzar después el punto culminante del País Vasco, Aitxuri, a 1551 m.

Sancti Spiritu, un tramo legendario

Lo oiréis por doquier, “Zegama es Zegama”, una carrera única que se ha vuelto mítica. Lo que la ha hecho merecedora de esta reputación es, sin lugar a dudas, el tramo que va de Sancti Spiritu hasta la cima de Aizkorri, donde acuden miles de espectadores para esperar a los corredores. En 2,15 kilómetros y 526 metros de desnivel positivo, se forma una verdadera cadena humana dispuesta sobre la montaña que acompaña a los atónitos corredores.

La comparación con una etapa reina de montaña de ciclismo es inevitable. Hay quien lo compara con el Alpe d’Huez. El público vasco toma posiciones mucho antes de la llegada de los primeros corredores. Las miradas buscan su aparición en el sendero de más abajo, que emerge de una cueva. Se alza entonces un inmenso clamor, seguido de un estremecimiento que trepa hasta la cima. Todos los corredores tienen derecho a ello.

Poco antes de las 11 h aparece el héroe local, un catalán, el rey de la disciplina. Ausente de su jardín vasco durante dos años, Kilian Jornet pasa en cabeza por Aizkorri. Va camino de su 9.ª victoria en Zegama en 3 h 52 min 47 s.

«Ganar nueve veces es como vivir un sueño. Venir aquí en 2007 y ganar por primera vez fue algo increíble. Ahora, 12 años después… Aquí me siento como en casa. Lo que hace Zegama tan especial son los espectadores, la organización y los patrocinadores. Hay que venir aquí para sentirlo y entenderlo.» - Kilian Jornet / España

La multitud, congregada a lo largo del sendero, respeta los movimientos de los corredores y corredoras. Si bien se anima a todos ellos, algunos se detienen a compartir al máximo la carrera con el público. Algunos corredores, encorvados hasta el punto de rozar la ladera, se enderezan incrédulos. En ese momento, Sancti Spiritu es, en cierto modo, una poderosa representación del último aliento, del kudos definitivo.

«Era mi primera vez, lo estaba esperando desde hacía mucho tiempo, y en la subida he aprovechado para hablar con todo el mundo, era mágico, el público te acompaña a lo largo de todo el camino.» - Zuriñe Frutos Gutierrez / España

«Es un momento muy especial, ya no te concentras en ti misma y en tu respiración, hay tanto ruido, tantas personas que aquí me conocen y que gritan mi nombre, que para mí es siempre muy emocionante.» - Oihana Azkorbebeitia / España (12 veces finisher de Zegama)

«Esa subida es siempre una maravilla. Hay que llegar abajo pronto para pasar el corte, pero también lo suficientemente fresco como para aprovecharlo. Si llegas quemado al pie de Sancti Spiritu, el resto de la carrera se te hará muy larga.» - Mikel Legarreta Astiasaran / España (10 veces finisher de Zegama)

«He tenido calambres a partir del kilómetro 14, y Sancti Spiritu es lo que me ha hecho aguantar, porque quería volver a vivirlo. Me han animado tanto como el año pasado cuando iba primero, ¡es algo único! De resultas de eso he hecho un mejor tiempo en la subida que el año pasado, pues estaba un poco nervioso por los calambres...» - Remi Bonnet / Suiza (Vencedor en 2018)

«No sé si existe alguna palabra para describir esa subida de Sancti Spiritu. ¡Es una energía, un espíritu! El público es mágico, todas esas miradas que te llevan y que dicen tanto de la pasión que anima a esos “corredores-espectadores”. Es un momento realmente intenso que deseo a todo el mundo que lo viva al menos una vez en su trayectoria en el trail.» - Thibaut Baronian / Francia (3.º en 2019)

Para sorpresa general, es Eli-Anne Dvergsdal quien se impone en la carrera femenina (4 h 36 min 06 s). La noruega no había tomado nunca la salida de una prueba de más de 26 kilómetros y, pese al calor, se queda a menos de dos minutos del récord femenino.

«¡El año más caluroso!»

Con una temperatura de más de 30 ºC, los cuerpos de los corredores se han enfrentado a unas condiciones nunca vistas en Zegama. En la meta, sonrisas y muchos calambres.

«En la subida, ya no sabía cómo reaccionar. Quería sonreír todo el camino, pero al mismo tiempo sufría tanto que me entraban ganas de llorar. Era increíble. No creo que vuelva a vivir una experiencia así a menos que vuelva.» - Toni McCann / Sudáfrica (1.ª carrera en Europa)

«Era mi primera vez en Zegama. Solo hace 4 años que empecé a correr trail. El ambiente aquí es increíble, mágico. Es demencial. Con la multitud, a veces iba demasiado rápido. Me he dicho varias veces: “Para, hay que disminuir el ritmo o me voy a morir”. Espero volver el año que viene.» - Ginevra Cusseau / Italia