Anatomía de un RP

Momentos mágicos en la maratón de Berlín

Los RP o récords personales tienen truco. No se consiguen así como así. Eso es lo que se deduce de las miradas y los gestos de los corredores que se han congregado en Berlín unos días antes de la maratón.

Todos vienen aquí con una misión, que es prácticamente la misma independientemente de quiénes sean. Quieren correr la maratón más rápida de todas en las que han participado y conseguir un récord personal. Todas las horas de entrenamiento, esfuerzo y determinación deberán alinearse a la perfección. Así podrán superarse y conseguir su mejor marca, ya sea 2:59, 2:01 o 4:59.

Berlín es el lugar para hacerlo. Es una ruta rápida donde el clima, además, suele acompañar. El récord mundial se estableció aquí el año pasado. Esa promesa de velocidad guía a los corredores a modo de faro resplandeciente.

«Quiero mejorar mi RP en unos diez minutos. El domingo quiero dejarlo todo atrás»

- Huyen Nguyen, corredora y cofundadora del club Wayv Run Kollektiv

«Los tiempos más rápidos se dan en la maratón de Berlín, así que este debe de ser el mejor lugar para mejorar mi velocidad», decía Chris Chavez, corredor del Brooklyn Track Club, el día antes de la carrera.

Pero se necesita mucho más que un circuito rápido para conseguir tu mejor tiempo.

Los RP son como los icebergs. Lo que se comprueba y se ve fácilmente es la capacidad física para correr durante horas. Pero lo que se esconde bajo la superficie es igualmente importante o incluso más. Tardas horas, semanas y meses en prepararte mentalmente y motivarte.

Te tienes que repetir una y otra vez por qué importa que corras más rápido.

El RP pregunta: ¿Por qué me deseas tanto?
¿A qué estás dispuesto a renunciar para conseguir lo que quieres?

Llegará un momento en la carrera en el que correr más rápido que la última vez será muy (pero que muy) difícil. Los que persiguen los RP lo saben.

Va a doler, no hay forma de evitarlo. Se han preparado para ello, mentalizándose y practicando cómo responder cuando suceda.

«Para participar en las maratones hace falta ser un poco mago. La clave está en contar con todos los trucos que puedas necesitar cuando den el pistoletazo de salida»

«Uno de mis trucos favoritos es dedicarles kilómetros a otras personas. Algo así como: "Este es para mi madre, este para mi padre... ". Y, a medida que resulta más difícil, voy acortando las distancias. "Estos 800 metros por mi hermana. Esta manzana de edificios por el cartero..."».

- - Daniel Medina, cofundador de Wayv Run Kollektiv

Al lado de Daniel, Huyen asiente y añade:

«Esto motiva mucho más que perseguir objetivos individuales. Cuando participé en la maratón de Berlín hace dos años mis padres, que son vietnamitas, lo compartieron en su Facebook y toda la comunidad vietnamita hizo comentarios, unos 60. Tuve que traducirlos porque estaban en vietnamita y todos comentaban lo orgullosos que se sentían de mí».

Los corredores se llevan este apoyo con ellos y es especialmente útil en la mitad de la carrera.

Siguen la sinuosa ruta a lo largo del río Spree, intentando mantener un ritmo constante. Se concentran, están tranquilos y piensan en todas esas personas por las que persiguen récords personales.

Sin embargo, cuando se acerca el final, cuando los corredores ven la Puerta de Brandeburgo alzándose en el horizonte y los tres o cuatro últimos kilómetros se avecinan, la cosa cambia.

En ese momento es cuando se debe correr por uno mismo. «Hay que reservarse el último (kilómetro) para uno mismo. Hay que ser un poco egoísta», comenta Daniel.

Sucede justo en el segundo en que cada fibra muscular del cuerpo les dice que lo mejor sería parar y abandonar.

El mundo se reduce al sonido de su respiración y al ritmo de sus zancadas, y lo único que hace que estos cazadores de récords personales sigan adelante es: su promesa. Esa promesa y ese mantra motivacional que se repitieron a ellos mismos antes de que comenzara la carrera.

El RP pregunta: ¿Qué estás dispuesto a dar?

«Confianza»
«Fe»
«Fuerza»
«Miedo»
«Agradecimiento»
«Resistencia»
«Determinación»

Cuando los corredores pasan el kilómetro 38, puedes ver en sus caras que están en otro mundo. Durante las últimas horas de la carrera cada vez llueve más y más en Berlín. Las calles resbalan, pero los participantes se dicen a ellos mismos que ignoren el agua que les cae por la cara y el cuello.

La ignoran y siguen con su misión; esforzándose cada vez más.

Cuando ven la línea de meta y el récord personal al alcance de sus manos, lo dan todo. Luchan contra el cansancio, sienten que nadan a contracorriente.

El RP quiere saber:
¿Qué más puedes dar?

El etíope Kenesia Bekele comienza su esprint hacia la meta, fluyendo en solitario al frente de la carrera. Hace tan solo diez kilómetros, quedó relegado 13 segundos tras el grueso de los participantes arriesgándose a no batir su récord personal.

Entonces es cuando bajó la cabeza y siguió adelante.

Al pasar volando por la línea de meta, bate su última marca: 80 segundos por debajo de su RP. Con un tiempo de 2:01:41 se ha quedado a dos segundos de batir el récord mundial.

Tras 42,2 km de lucha incansable, solo dos segundos lo separan de hacer historia. Incluso así, recupera el aliento y sonríe por haber superado otro récord personal. Han sido tres años de trabajo, pero no sabe tan dulce como debería.

Cuando la ganadora de la categoría femenina atraviesa la meta, ha mejorado en 60 segundos su RP. Atraviesa una multitud de fotógrafos para buscar a su equipo y fundirse en un abrazo.

Los otros corredores comienzan a arremolinarse a su alrededor.

«Cuando me desperté esta mañana, me planteé hasta no participar. Tuve un resfriado y me encontraba peor. Lloraba en la línea de salida. Estaba totalmente molesta y confundida. Por eso, no me lo puedo creer. Pero sí, todo es cuestión de voluntad», declara Caitlin Phillips tras romper su récord personal y terminar con un tiempo de 2:34:43 en el puesto número cuatro de la clasificación de mujeres estadounidenses.
Sonríe, pero parece sorprendida, como si no se creyera lo que acaba de conseguir.

El resto de los corredores no han tenido tanto éxito. Simplemente no ha salido como esperaban y los récords no se han dejado atrapar. Sin embargo, han terminado la carrera.

«Ha sido durísimo a mitad de la carrera, pero seguí luchando por mi padre», afirma Daniel Medina mientras se aplica hielo en una lesión.

«Lo he pasado fatal. Es mi segunda maratón y he aprendido mucho, aunque el resultado es mejor olvidarlo», afirma Cam Erhardt.

Lo importante con los récords personales es que no importa quién seas, siempre puede haber otro. La próxima vez, el listón estará más alto. Por eso los corredores celebran la carrera que acaban de completar independientemente del resultado.

Disfrutan del esfuerzo que hicieron porque saben que siempre habrá objetivos mayores perseguir: nuevos, mejores y más rápidos.

El RP asegura: Aquí te estaré esperando.