Run the Volcanoes

Fuego y agua. Negro volcánico y azul atlántico. Pinares sombreados y acantilados sobre el océano. La Palma es una isla de luz y contrastes, un tesoro de las Canarias prendido del cielo con una hilera de volcanes. Cada año, a principios de mayo, miles de corredores acuden a la isla de La Palma atraídos por la Transvulcania. La Transvulcania, prueba emblemática de las Skyrunning World Series, es uno de los trails de montaña más prestigiosos: 73,4 kilómetros que parten del mar para discurrir, luego, sobre una corteza volcánica, y atravesar los senderos boscosos del corazón de la isla hasta llegar a la cumbre, el Roque de los Muchachos, a más de 2400 metros de altitud. Todo ello, antes de sumergirse de nuevo, brutalmente, en el océano, en una playa de arena negra, al final de un interminable descenso de más de 18 kilómetros.


Este año, bajo un cielo azulisimo, la Transvulcania ha desbancado una vez más los quads y ha abierto los maravillados ojos de sus 1700 participantes. Reserva de la biosfera reconocida por la UNESCO, La Palma ya hace tiempo que dejó de ser un secreto para los senderistas de todo el mundo, que vienen todo el año a entrenarse por los senderos del recorrido. Paisajes que te dejan sin aliento, desniveles espectaculares y terrenos variados: la isla está cubierta de numerosos segmentos. Hemos elegido los cuatro más emblemáticos para revivirla.

La ruta del fuego

La salida de la Transvulcania tiene lugar a las 6 h de la mañana, junto al mar, en el extremo sur de la isla. Los corredores salen de noche trepando por una tierra de fuego. Bajo sus zancadas, un gigante apenas adormecido, la Cumbre Vieja, un volcán rojo del que algunos especialistas temen una futura erupción capaz de provocar un mega-tsunami devastador.

«No puede no gustarte correr por el volcán cuando sale el sol. Pero es un tramo complicado, pues te hundes en la roca volcánica, un poco como si fuese arena. Es bonito, pero el ascenso es difícil.» - Jordi Gamito (España, 12.º de la Transvulcania 2019)

Tierra quemada

Tras la cima del volcán Las Deseadas (1950 metros), la Transvulcania desciende hacia El Pilar. El terreno se endurece, los corredores aceleran, pronto estarán a la sombra de los grandes pinos del corazón de la isla que resistieron a un virulento incendio en 2016.

«Después de resbalar en cada paso sobre la arena volcánica, descender hacia El Pilar es una de las partes más agradables. Es un descenso suave y poco técnico. A través de los árboles penetra la luz dorada del sol, que se alza al este por encima de un mar de nubes.» - Eva Sperger (Alemania, 9.ª de la Transvulcania 2019)

Más cerca de las estrellas

La isla de La Palma cuenta con uno de los cielos más hermosos del hemisferio norte. Por la noche se puede ver la Vía Láctea a vista de pájaro, y, durante el día, las nubes envuelven al relieve como un mar de terciopelo. Hacia el kilómetro 50 de la Transvulcania, la carrera se aproxima a los telescopios gigantes del Roque de los Muchachos.

«El Roque es la parte más impresionante. Caminamos por crestas escarpadas: los músculos, el sol y la roca volcánica queman. Este cráter es increíble, pero el sinuoso sendero se me ha hecho interminable. Afortunadamente, en la cima, los ánimos de los míos me han dado las fuerzas necesarias para afrontar el descenso.» - Anne-Lise Rousset (Francia, 2.ª de la Transvulcania 2019)

La Transvulcania, institución local, no es solo la cita de los mejores del mundo, sino también la gran fiesta del trail en las Islas Canarias. Era la cuarta vez que Bruno Padrón tomaba la salida. Natural de La Palma, ahora vive en la isla de Tenerife, pero aprovecha la carrera para ir a ver a su familia.


«Mi parte preferida sigue siendo la cima, la cresta de lo que se conoce como “la Caldera”. Como cada año, hemos venido a correr entre amigos. Es motivador salir con los mejores. Al día siguiente de la carrera, en Strava, pude seguir los detalles de su carrera y ver cómo, en un segmento determinado, consiguen superarse. Intentamos imitarles un poquito.» - Bruno Padrón (España, 241.º de la Transvulcania 2019)

Descenso hacia el océano

Es un descenso dantesco, una leyenda del skyrunning: casi 18 kilómetros de longitud y más de 2400 metros de desnivel negativo, desde la cima de la isla hasta la playa de Puerto de Tazacorte. También este año, la Transvulcania se decidió en este interminable descenso hacia el océano. Firmando el mejor crono en Strava de la historia en este segmento (1 h 21'), el francés Thibaut Garrivier se aseguró la victoria final, su mayor éxito de su joven trayectoria.

«Este año, en la cima, no quise mirar el mar, que se puede divisar a lo lejos. Hay 1 h 20' de descenso, no hay que pensar, me miré las botas. Allí arriba íbamos tres en cabeza, había que abrir distancia, asumir riesgos casi al máximo. Nos caímos todos, unos detrás de otros. Yo bajé volando. Me di miedo, me jugué los hombros y las rodillas. El final es muy duro. Se llega al mediodía, en plena canícula, al acantilado negro que lo refleja todo; es sofocante. Pero hay gente en la playa, y eso te motiva a acabar.» - Thibaut Garrivier (Francia, ganador de la Transvulcania 2019)

Este año fueron 962 los que acabaron la Transvulcania. Entre ellos, un corredor procedente de Singapur, Ian Lye, totalmente fascinado al comienzo del gran descenso.

«No había corrido nunca en una isla volcánica. Es bastante surrealista correr a lo largo de la cresta, al borde del cráter, con un mar de nubes y la espectacular vista sobre el océano. La Transvulcania es mi primera carrera de skyrunning y ha sido una aventura increíble. Comenzar a nivel del mar, escalar una montaña y luego encontrarse por encima de las nubes unas horas más tarde es realmente mágico.» - Ian Lye (Singapur, 236.º de la Transvulcania)